En las personas negativas predomina la estupidez antes que su lado racional. Dentro suyo funciona una densa telaraña que corroe su interior de resentimiento. Un tipo de persona así es muy común en nuestra sociedad.
Lo que pueden hacer con sus vidas es seguir con sus odios y envidias, donde sea que realicen sus actividades, detestan a los que tienen éxito en el estudio, el trabajo, en el amor y en otros campos.
Es fácil para ellos encontrar lo malo a cada cosa que se les ponga en frente, sean situaciones, personas u oportunidades, ya aprendieron a ser pesimistas y seguirán toda su vida quejándose.
Son cobardes, no pueden evitarlo, andan lamentándose por lo hecho en el pasado, viven preocupándose por el futuro que vendrá y están llenos de prejuicios.
Es difícil pensar en el cambio para personas así, porque en ellas prevalece lo negativo, estamos hablando de gente que no piensan en mejorarse ni en la autosuperación porque les parecería una tontería y les daría flojera.
Una de las características más importantes de las personas negativas es la hipocresía, esta viene a ser una mentira que funciona en forma permanente. El hipócrita hace lo contrario de lo que dice si le conviene a sus intereses. Las palabras falsas son la principal arma del hipócrita, no le interesa realmente la virtud expresada en la verdad, pero si le gusta aparentarla. Es cobarde y cínico.
Otra característica de la gente negativa como ya se dijo es la envidia, la envidia es propia de las personas que se sienten subalternas cuando los demás consiguen logros a los que no podrían aspirar. Su falta de capacidad para superar los fracasos y su desidia los hace rencorosos con la vida, cuando son ellos mismos los que han establecido su nivel de vida. La señal de su insignificancia es notoria cuando no pueden aceptar la realidad de un triunfo ajeno, deben derribar a ese que está arriba, no les queda nada más por hacer.
Es cierto que la envidia es un sentimiento que puede envolver a todos los seres humanos en alguna medida a lo largo de toda nuestras vidas. Cuando uno tiene la virtud de autovigilarse y autocontrolarse es capaz de atenuar sus malignas consecuencias. Un ser humano positivo puede vivir bien y mejor sin la envidia, porque se sabe valioso y no necesita admirar a otros, porque se sabe capaz de logros iguales o mejores. Pero la persona que no es capaz del autocontrol, simplemente renuncia, ha dejado que ese mal sentimiento penetre en su ser y lo carcoma. No hay autoestima… sólo le queda la envidia.
Hay personas que tienen muy bien puestas sus máscaras de apariencia, pero mucha de esta gente en realidad pertenece a la gran masa de personas comunes y corrientes que tienen unos lados muy oscuros en sus sentimientos.
Con este artículo, que dedico a dichas personas, lo que pretendo es mostrar que una persona que acepta que prevalezca lo negativo dentro de su vida, que es envidiosa y que está llena de prejuicios es una persona sin rumbo, negativa, y si tú te consideras una persona en la que prevalece el lado racional y humano, aléjate de las personas negativas, son de cuidado..!
Hasta ahora lo decían los iluminados, los meditadores y los sabios;
ahora también lo dice la ciencia: son nuestros pensamientos
los que en gran medida han creado y crean continuamente nuestro mundo.
"Hoy sabemos que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión
tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro.
La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar
el pensamiento más avanzado, donde se inventa nuestro futuro,
donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar
los problemas y tomar decisiones, está tremendamente influida
por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional.
Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando".
Hay que entrenar en primer lugar el corazón y por consiguiente... la mente.
Hay que entrenar en primer lugar el corazón y por consiguiente... la mente.
Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el porqué que el cómo. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando. El miedo nos impide salir de la zona de confort, tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir de esa zona.
Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra.
El mayor potencial para el cambio es tener la conciencia abierta.
JLR
Imágenes y textos extraídos de estudios psicológicos y filosóficos.
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